Evangelio Viviente
Tú le perteneces
Lee Juan 10.27-29
Dentro de ti, el Espíritu de Dios confirma a tu espíritu que le perteneces a Él. En lo más profundo de tu corazón el Espíritu de Dios susurra: «Tú eres mío. Yo te compré, te sellé y ya nadie te puede arrebatar de mí». El Espíritu ofrece seguridad interior al ser testigo de esto.
Él es como el padre que camina tomado de la mano con su pequeño hijo. El niño sabe que le pertenece a su padre, su pequeña manita felizmente se pierde dentro de la gran mano de su padre. El niño no siente ningún tipo de inseguridad acerca del amor de su padre. Pero de repente el padre, movido por un impulso, levanta al niño en el aire, lo atrapa en sus brazos y le dice: «Te amo hijo».
¿Acaso la relación entre los dos ha cambiado por esta acción? A un nivel simple, no. El padre no es más padre antes de expresarle su amor a su hijo. Pero a un nivel más profundo, sí. Con esta acción el padre llenó y saturó al niño de amor. El Espíritu de Dios hace lo mismo con nosotros. El Espíritu Santo llena de la misma manera nuestro corazón con el amor de Dios. «El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado» (Romanos 5.5).
Reflexión:
Soy hijo de Dios. Él me compró, me selló con su Espíritu y nadie me puede arrebatar de su mano.